El acto de imponer las manos sobre otra persona para ayudarle a sanar alguna dolencia, tiene un sinfín de interpretaciones a nivel religioso o en cuestiones de fe, pues es bien sabido por todos, que hay pasajes de la biblia donde se atribuyen esta especie de “poderes sobrenaturales” a personas como los apóstoles y al mismo Jesucristo, sin embargo, salvando las distancias, este gesto forma parte de la técnica del reiki, una terapia sanadora que emplea la energía vital del universo, como su nombre en japonés lo indica, que está reconocida por la Organización Mundial de la Salud. 

Esto ha sido un tema de debate abierto, por los acérrimos seguidores de la ciencia, que restan crédito a los resultados obtenidos a través de la terapia con reiki, pues sostienen que solo la medicina como la conocemos y los fármacos, son capaces de mejorar afecciones o dolencias físicas y no solo la colocación de las manos sobre otra persona.

Sin embargo, es importante destacar que el reiki no se trata solo de colocar las manos sobre otra persona sin que suceda más nada y sin que esto signifique algo, pues esta técnica milenaria se basa en canalizar y retransmitir la energía del universo que nos rodea por parte de una persona capacitada para esta labor, para comenzar a percibir los beneficios de este tratamiento, tales como equilibrar y renovar la energía del paciente, eliminar el estrés, sanar dolencias físicas y emocionales, aportar paz y tranquilidad, o alcanzar el equilibrio espiritual y mental.

Muchas personas creen que para poder ver resultados con una terapia de reiki es necesario creer en ello, pero nada está más alejado de la realidad, pues no se trata de una religión que se mueva a través de la fe, sino de un elemento natural que los japoneses dominan desde hace muchas generaciones.

Es allí donde entonces nos preguntamos si el reiki es capaz de curar enfermedades o aliviar dolencias físicas, y si partimos de la idea, de que todas estas anomalías vienen causadas por un desequilibrio energético en la salud, entonces la respuesta es sí, el reiki puede sanarlas. Sin embargo, cuando la enfermedad es causada por una agente externo como un virus o una bacteria, se debe consultar al médico para acompañar el tratamiento farmacológico con reiki, que potenciará el sistema inmunológico para recibir una mejor respuesta del cuerpo.

Esto deja claro que el reiki es una terapia complementaria y no alternativa ni mucho menos sustitutiva de un tratamiento médico. De hecho se ha llegado a comprobar que en pacientes con cáncer, por ejemplo, la combinación del tratamiento de quimioterapia con reiki, renueva la energía vital del paciente para hacer frente a la enfermedad, además de disminuir notablemente los efectos secundarios de estos tratamientos tan invasivos.

Es tan poderosa la energía sanadora que se mueve con el reiki, que es empleada en el Hospital de Terrassa en Barcelona, España, desde el 2014, en pacientes con cáncer de mama (según un reportaje del diario La Vanguardia) quienes refieren que al momento de acostarse en la camilla para iniciar el tratamiento, sienten en su cuerpo algo que describen como “nudos” y a medida que avanza la sesión se sienten más libres y se deshicieran dichos nudos. Asimismo, testifican sentir una gran sensación de paz, de tranquilidad.

En este caso, el reiki también se emplea para armonizar la energía en todos los sentidos para los pacientes, pues el hecho de saber que se tiene cáncer, afecta mucho a nivel emocional, donde la energía puede encontrarse en desbalance y producir depresión, tristeza, ansiedad e irritabilidad, emociones que no favorecen a la persona para enfrentarla enfermedad.

Cundo se comenzó a implementar la terapia combinada con reiki en el Hospital Terraza, a una muestra de 35 mujeres con cáncer de mama, se observó una mejora estadística significativa en la reducción de la fatiga, la tristeza y la depresión en estas pacientes.

Y para los escépticos, el Hospital decidió crear un grupo especializado en lo que llamaron “salud integrativa”, para unir ambas terapias en un tratamiento que tiene fundamento científico, y que puede estar al alcance de todos en la sanidad pública, intentando innovar para ofrecer a los pacientes una atención para su salud desde todos los puntos de vista.